miércoles, 18 de diciembre de 2013

Emilio R. Barrachina estrena su documental sobre el metílico


Hace cincuenta años, una intoxicación por alcohol metílico causó centenares de muertes en España.


Garrafas con alcohol metílico
Nota: Podréis ver este documental en la Casa de Galicia en Madrid, el 28 de enero de 2014, por gentileza de su director Emilio Barrachina, la Asociación de Empresarios Gallegos en Madrid (Aegama) y la propia Casa de Galicia.


Emilio Rodríguez se despertó una mañana de 1963 en su aldea de A Pena (Orense), se asomó a la ventana para ver sus viñedos y todo estaba nevado. Era pleno mes de agosto. Se fue al baño, se miró al espejo y allí también nevaba. Minutos después perdía la vista para toda la vida. La noche anterior se había tomado una copa de licor café de garrafa que provenía de las bodegas de Rogelio Aguiar.

Han pasado cincuenta años de esto, un caso real con el que arranca el documental del director de cine Emilio Ruiz Barrachina. Lo acaba de estrenar en el Festival Internacional de Cine de Orense y se emitirá próximamente en la Televisión de Galicia y en La 2 de Televisión Española.

El trabajo audiovisual narra los hechos del denominado Caso del metílico, el mayor envenenamiento masivo de la historia de España provocado por metanol o alcohol metílico, y que por intereses políticos y económicos trató de ocultarse en la época. Como consecuencia, muchos de los fallecimientos fueron registrados como muertes naturales.

"La bodega de Rogelio Aguiar no vendía el alcohol con su sello, sino que lo distribuía en garrafón a otros bodegueros para que lo embotellasen. Se sabe que compró en Madrid 75.000 litros de alcohol metílico porque, según manifestó, le dijeron que se podía consumir si se rebajaba con agua. El alcohol que compró estaba destinado a la fabricación de combustible de aviones", explica a SINC Ruiz Barrachina.

La realidad era que el alcohol metílico costaba la mitad que el etílico y quería hacer negocio. Con esos 75.000 litros, él fabricaría un total 125.000 que pondría a la venta a bodegas de toda España en garrafas. Uno de los lugares donde llegaron primero fue Lanzarote, porque había un bodeguero en Vigo con muy buenas relaciones con Canarias.

"Es por eso que la primera persona que relaciona el consumo de determinadas botellas de alcohol con los fallecimientos y la ceguera es una farmacéutica canaria, Elisa Álvarez. A partir de ahí empieza la investigación. Pero la tragedia se extiende por toda España, y donde más incidencia tiene es en Galicia", añade el director de cine. Tan solo una copa de licor café o de orujo fue capaz de dejar ciego o matar a quien se la bebió.

"El metanol produjo en aquel momento una tragedia que a veces se reproduce por la ignorancia de la gente. Este producto tóxico se absorbe y se metaboliza en el hígado creando ácido fórmico y formaldehído. El primero provoca problemas digestivos y síntomas de embriaguez –como una intoxicación etílica–, y el formaldehído ataca la retina y causa la ceguera. La muerte sobreviene porque una vez absorbido pasa rápidamente a los órganos y puede provocar un coma", declara a SINC Rosario Moyano, catedrática de toxicología de la Universidad de Córdoba.

Por esta intoxicación falleció sobre todo gente de extracto social bajo, consumidores de aguardiente o licor café de garrafa. Al ser en su mayoría personas de los pueblos y con pocos recursos, muchas de ellas se consideraron muertes naturales.

La bebida asesina pudo llegar a Nueva York

En el juicio se mezclaron los intereses económicos y políticos del franquismo. El gobierno de Franco iniciaba por entonces una costosa campaña para vender al exterior que España se había modernizado y quería ofrecer nuevas oportunidades al turismo.

"Si este caso se llegaba a conocer y saltaba a los medios internacionales, como tenía que haber sucedido, todo aquello se podía venir abajo y por eso trataron de ocultarlo", apunta el director del documental.
Por otra parte, España continuaba recibiendo dinero de EEUU y este escándalo hubiera repercutido en las relaciones con los estadounidenses.

Lo que se hizo, de la manera legal que entonces creyeron más oportuna, fue plantearlo no como homicidio involuntario, sino como un juicio de atentado contra la salud pública, un mal menor. "Lo equipararon a vender productos caducados y por ello el resultado es que solo se reconocen 51 muertes", subraya Ruiz Barrachina.

Durante el juicio hubo once imputados que fueron condenados. Sin embargo, ninguno de ellos llegó a cumplir íntegra su condena. Además, las cuantiosas indemnizaciones que debían pagar a las víctimas nunca llegaron porque se declararon insolventes.

El fiscal del caso, Fernando Seoane, siempre defendió que solo con hacer un sencillo cálculo matemático de lo que pueden producir 125.000 litros de alcohol tóxico en el mercado, se podía saber la magnitud de la tragedia. Seoane estimaba que las víctimas estuvieron por encima de 5.000, entre fallecidos y personas que se quedaron ciegas.

Debido a las enormes cantidades de alcohol metílico que vendió Rogelio Aguiar, algunas de las garrafas llegaron incluso al otro lado del Atlántico, como indica el escritor y periodista de investigación Fernando Méndez en su libro Metílico, 50 años envenenados, en el que está basada la película.

"En el puerto de Nueva York fue intervenido un envío procedente de Vigo de bebidas contaminadas con alcohol metílico, según recoge el sumario del caso. Debido al descontrol de las autoridades sanitarias y de aduanas, no se sabe con exactitud qué cantidad pudo llegar realmente. Lo que sí coincide en el tiempo, primavera del 63, es la muerte masiva de vagabundos en la zona de Manhattan por alcohol metílico, con bebidas baratas que provenían de garrafón. Los diarios se hicieron eco de ello. Es mucha coincidencia", argumenta a SINC Méndez.


Su libro está escrito a partir de una investigación de cinco años, de los más de 30.000 folios del sumario del juicio. "No sé si podría volver a abrir el caso y aportar nuevas pruebas, pero creo que las víctimas merecen por lo menos un reconocimiento social que no han tenido en los últimos 50 años", subraya Méndez.

Sinc/Eva Rodríguez

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